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1 julio, 2021Todo En La Revista Edición 89
4 julio, 2021“Las diferencias nos enriquecen” María Ruth Hernández Martínez
Por: María Ruth Hernández Martínez
Rectora Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Compartir día a día con diferentes personas, vivir diversas experiencias nos ayudan a crecer emocional e intelectualmente, todo nos aporta, pero es importante darnos la oportunidad de vivir ese descubrimiento y sacar de allí todas las enseñanzas con la mejor actitud.
La mayoría de nuestras incomodidades emocionales se deben a la falta de tolerancia, por el simple hecho de resistirnos a lo diferente. Así, las experiencias que lleguen a nuestra vida, no tienen la oportunidad de sorprendernos ni de enseñarnos nuevas formas de ser y hacer. La vida está en constante evolución personal y profesional, y la única manera de crecer es aprendiendo de las experiencias propias o de aquellas enseñanzas que llegan con las transformaciones.
Cuando decidimos tener una actitud renuente, negativa o, simplemente, de resignación, el aprendizaje no es constructivo. Ignorar esto o pensar en huir suelen ser pensamientos recurrentes que brindan una salida rápida a los problemas, pero no cambian la raíz de la situación, es decir, nuestra actitud, porque como lo definió el escritor y sicólogo Wayne W. Dyer en su libro Eres lo que piensas. “Haz lo que quieras, siempre que no interfieras en el derecho que tienen los demás de hacer lo mismo: Esta es la definición de moralidad”.
No hay dos personas iguales, incluso si somos de la misma familia, y justamente son esas diferencias las que nos complementan. De esa variedad de modos de ser, de actuar, de reaccionar ante la vida podemos conocer diversas formas de ver y sentir. Por eso es tan importante aceptarnos con nuestras fortalezas y debilidades y, así mismo, hacerlo con quienes nos rodean.
Ahora, la gran pregunta es: ¿Cómo logramos aceptar a los otros? Es necesario entender que todos tenemos propósitos de vida distintos y es imposible que veamos el mundo igual. Así como esperamos que los demás nos respeten y nos acepten con nuestras cualidades y defectos, ellos esperan lo mismo de nosotros. Todo parte de entender que tenemos libertad, lo que nos permite decidir qué hacer y que no, siempre priorizando el objetivo que vaya acorde a ese propósito de vida que se anhela. Así, cuando actúes hazlo en silencio y con la convicción de que es lo mejor para uno.
La clave está en aceptarnos, de parte y parte, entendernos y ser compasivos. Debemos enfrentarnos a esas situaciones que tanto nos inquietan y comprender por qué están ahí, qué es lo que la vida nos quiere enseñar a través de lo que estamos viviendo, de modo que aportemos con nuestra actitud y saberes para así enriquecer ese momento para todos.
Fortaleza Para Construir
El respeto y la aceptación nos permiten avanzar, y nuestro ejemplo invitará a los demás a hacer lo mismo. Como bien lo decía el poeta y novelista austriaco Rainer María Rilke, hay que convertir los muros en peldaños. En ese sentido, conviene evitar predisponerse; por el contrario, se sugiere basar los argumentos en experiencias propias y cambiar la actitud, para que la aceptación de la realidad y del presente nos ayude a evolucionar y a crear nuestras propias versiones y, sobre todo, a darnos la oportunidad de conocer al otro antes de juzgarlo.
Invito a toda la comunidad a ser ese peldaño, porque como lo definió el escritor y ensayista colombiano Arturo Torres, “la tolerancia tiene un alcance muy superior a la indiferencia, pues es fruto de la experiencia y el raciocinio”. Partiendo de esta idea, juntos seguiremos construyendo universidad, fortaleciendo los lazos que nos permitan un trabajo articulado y continuo, siempre en busca de la excelencia y el beneficio de todos.